viernes, 26 de marzo de 2021

RE-FLEXIONES SarsCov2

Flujo de Consciencia, a lo James Joyce, pero con puntuación. .
. Sí. La mala noticia ha sido un remezón muy grande. Estoy con el protocolo astronauta. Pasar lisoform por la planta de los zapatos, lavar las verduras, calentar en el tostador el pan, por si acaso las manos de la panadera tienen el virus. Ahora me da pena ver el negocio cerrado y todo lo que ello implica: NO conversar con él, un viejo simpático y pícaro, pero muy informado de la actualidad política, de la cual conversábamos mucho y en profundidad. De la izquierda clásica, anti DC, antes de la pendemia me decía que si pillaba a algún DC en el restaurante detrás del Congreso, lo funaría ahí mismo, pero nunca pilló a nadie. Él me daba los datos del día a día y yo le contaba las grandes ideas, la big picture, como le dicen los yankis. Cuando quedábamos solos, me contaba de sus aventuras con las minas y si había visto una interesante. Me hacía reír tanto con sus aventuras y ocurrencias. Sabía la historia de todos en el barrio, por lo que era el orintador ideal para saber con quien tener cuidado y con quien podía conversar algunas ideas, aunque a veces primero tenía el drama con alguien y de ahí me decía que esa gente era problemática. NO era un boliche, era el punto de reunión, antes de esta pendemia de mierda. Este sábado será una semana que NO lo veo y en verdad que cambió el barrio. Triste apagado, coincidiendo con las primeras hojas amarillas de los árboles que acá llenan la calle en abril, lo cual también me recuerda a mi señora, caminando entre la hojarasca que tanto le gusta a ella, fan de la Naturaleza. Imagino que todos llevan por dentro esta especie de duelo antes duelo oficial, pero nadie quiere confesarlo. Lo irritante es que aún así acabo de ver a un tipo y sus hijos sin mascarilla frente a la botillería, como si No hubiese pendemia. La gente es tan estúpida que aún viendo cómo sus vecinos caen ante ella, NO toman la menor precaución. ¡Cuán injusta es la vida! Los estúpidos viven y los inteligentes mueren. Ya hablo en pasado... era un tipo que valía la pena que viviera. El desequilibrio entre gente que vale la pena y aporta, y los estúpidos que sobran, es tal, que la sociedad marcha a su fin simplemente porque los sobrevivientes serán incapaces de mantener funcionando la más compleja de las civilizaciones jamás inventada por la Humanidad. Inevitablemente marchamos hacia una Edad Media 2.0, si es que NO derechamente hacia una Tercera Edad de Piedra. Cuando lo dije en 1998 en la U, cuando estudiaba Historia, se rieron de mí. Que el cine yanqui y el animé se volcara a Magos, Reyes y Princesas era, para mí, el anuncio de dicho retorno. Cuando se habla mucho de algo, suele hacerse Real, porque la Realidad Social es, aunque NO se quiera, Democrática. El cardúmen de peces siempre va en un sentido, aunque ese sentido sea irracional y acabe mal. Es rara la gente capaz de salirse del cardúmen y nadar en otro sentido. La sanción social es fuerte, porque tiene miedo de disgregarse si se tolera la disidencia. Ese miedo es la evidencia de la hipocresía y vacío de la posición, ya que NO está basada en una reflexión personal, porque el sólo hecho de reflexionar implica estar solo consigo mismo, para NO recibir interferencias y pesar por uno mismo, hechos e ideas, para ver cuáles son las que tienen más peso y densidad y por eso pueden convertirse en la piedra fundacional capaz de sostener una vida. Un ser humano es como un edificio: Tiene Fundamentos. Biológicos, Culturales y Espirituales. Quien NO reflexiona, teme perder ese fundamento que le da cocinado y predigerido la sociedad, porque está dominado por la comodidad de recibir todo hecho. Reflexionar es Rehacer los fundamentos culturales-espirituales. Pero eso sólo se hace cuando alguna experiencia vital ha hecho ver que dichos fundamentos introducidos a la fuerza por la sociedad en nuestras mentes, NO concuerdan con la realidad operativa. Nos dicen, sé bueno, pero vemos que los que tienen dinero y poder son malos. Esa incongruencia la gente se la pasa por alto, precisamente para “llevar la fiesta en paz”. Quien reflexiona pasa por alto la fiesta y se pregunta: ¿Cuál fiesta? Yo NO veo ninguna. Los únicos de fiesta son los poderosos. NO alterar la fiesta del amo es lo típico del esclavo. El Reflexivo se sale del círculo vicioso Amo-Esclavo, porque se da cuenta que dominar y ser dominado NO es vivir, sino desvivir. Todo esclavo quiere llegar a ser Amo. Todo Amo está esclavizado a los medios por los cuales llegó a la dominación del otro. En síntesis, ambos están encasillados, apretados fuertemente por el corsé de sus respectivos personajes, lo que los vuelve inauténticos, es decir, hipócritas, con lo cual niegan su verdadero yo, convirtiéndose en don nadies. El Reflexivo se da cuenta que la verdadera vida NO está en la interpretación de esos personajes y desea ser “yo mismo” y se lanza a ese descubrimiento de lo Real en sí mismo, lo Auténtico. En ese viaje de descubrimiento, se da cuenta que lo más parecido a la esencia de la vida es el juego, NO porque en él haya un ganador y un perdedor, lo cual sería recaer en la trampa Amo-Esclavo, sino porque en él se entremezclan el rígido orden de las reglas-leyes y la creatividad que las subvierte, transformándolas. Descubre que todo juego contiene una apuesta y que el Juego de la Vida consiste en apostar la propia vida en algo que se cree que es mejor que la trillada y aburrida ruedita de hámster del Amo-Esclavo que tan sólo se diferencian en que el Amo está arriba y el Esclavo abajo, impulsándola con su sudor, mientras el otro disfruta el paseo, pero siempre con el temor de salir volando cuando la ruedita se mueve mucho, como ahora. ¡Vaya que me extendí hoy! El otoño y la Sol-Edad son las condiciones de existencia de la Filosofía. De ahí que a nadie le gusten, salvo los dementes que apostamos por tan extravagante juego, donde ganar es ganarse la muerte y la inmortalidad. . .

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