miércoles, 27 de diciembre de 2017

¿Se Puede Comparar?

Réquiem para Zack Znyder.


¿Se Puede Comparar Gadot con Johanson?   ¿Se Puede Comparar Momona con Capitán América?   ¿Se Puede Comparar Affleck con Downney Jr?   ¡Ni cagando!
Lástima que el mejor actor haya sido, otra vez, Jeremy Irons.   ¡Él debió ser Batman!
El resto no merece mención alguna.   Esa es la primera razón por la cual Marvel le voló la raja a la DC (deja vú, siento que hablo de política).

Segunda razón: Marvel hizo películas de matiné.   Zack Snyder hace películas para intelectuales.
Yo creía que Watchmen era su obra maestra, pero he aquí que se nos revela como el nuevo Hieronimus Bosch con su díptico apocalítico, ya que debemos sumar Batman versus Superman

Nota bene: ¡The Comedian es el padre de Batman!   ¿Qué pensará de esto Moore?   ¿Se habrá reído como yo?
Sub nota: ¿Alguien se percató del mensaje subliminal que su muerte haya sucedido bajo la marquesina que anuncia Excalibur?   La respuesta la da el Flashpoint: Loise Lane es la llave.   Lancelot Batman le volvió a quitar Winiwere a Arturo Kal–El y Camelot, el Mundo, volvió a irse a la mierda.
Nota 2: Me encantó la japonesa secretaria de Luthor.   Lástima que el maldito psicópata la mató.
Nota 3: Amy Adams es nuestra interface con los extraterrestres.   Recordemos Arrival.
Nota 4: Al General desobedecido en Matrix, por el editor del Daily Planet, ¡tampoco lo pescan acá, hasta que es demasiado tarde, igual que en Matrix!   ¡Ja, Ja, Ja!
Nota 5: La pianista muda se mudó de Nueva Zelandia a Kentucky y mejoró de vida.  ¡Es senadora!   Lástima que NO tuviese suerte con el té de durazno de la abuela.   ¡Se veía tan potente!   La tesis del diálogo como forma óptima de resolución de conflictos, muere con ella.   Nadie dijo su Réquiem: ¡Oh, senadora, mí Senadora!
Nota 6: Zuckerberg es infinitamente mejor actor que ambos héroes.   ¿Bagdad que sí?   Además aprendió que hacer y vender armas vanguardistas es mejor negocio que ser alcahuete del cotilleo mundial.   ¡Ja, Ja, Ja!
Sub nota: Su alegato teológico herético se robó la película.   Todos los demás, salvo Irons, son unos protozoos a su lado.   De hecho, he seguido su carrera desde los inicios, dado el perfil intelectual de los personajes interpretados por él.   Todo intelectual debe saber cómo es visto por la sociedad que le tocó padecer.

Volvamos a Zack Znyder, el Maestro que hace innecesario que haga películas.   Por ahí vi que un crítico decía que su “firma” era pasar de secuencias rápidas a otras en cámara lenta.   Un cinéfilo cualquiera podría enumerar al menos 10 directores que hacen lo mismo, por lo que llamarlo su “firma” es una idiotez supina. Ese es el nivel de la crítica en Chile, hasta mi aparición.

La verdadera marca de Znyder es el gusto por las vistas cenitales, en cuanto a los tiros de cámara, y siempre mostrarnos dos películas al precio de una, como estilo narrativo.   Eso sólo se logra apreciar viendo las versiones Director Cut y Ultimate de su díptico.

En Watchmen utiliza “el recurso Sherezade”: intercalar una historieta con otra, que le sirve de contrapunto y, gracias a este contraste, revelar su leit motiv: Todas tus acciones sólo hacen realidad tu miedo original.   Esto me recordó demasiado al Eneagrama.

En Batman versus… su narrativa se vuelve más obvia (WB nunca estuvo a su altura) y nos da secuencialmente las 2 historietas.   Primero, como Batman odió a Superman, hasta saber que tenían la misma madre y se hicieron amiguis; para después asistir a la muerte de su amigui a manos de DoomsDay; con lo cual el poncho de reunir a los metahumanos cayó sobre sus hombros y las pocas tetas de la Water Wuman (que le faltan tres cazuelas y unas cuantas neuronas, para tragarme que es una Maravilla).

¡Sin duda alguna prefiero Watchmen!   Es más jugada en su descarnada visión del poder, su fotografía deprimente y la banda sonora.   ¡Oh, esa sí que es banda sonora!   Canciones que marcaron medio siglo reunidas es una misma cinta, salvo la sobrevalorada Aleluya, del recientemente extinto Cohen, ¡gracias Dios! Sin duda que su mejor rescate es el mix Pruit Igoe–Prohecies, del también genial Philip Glass.   ¡Qué música más estremecedora!   Me obligó a ver la película de la cual es su banda sonora original, una Gran Obra Maestra: Koyaanisqatsi.

Batman versus… tiene una banda sonora orquestal funcional.   Interesante la ironía de “Beautiful Lie”, por un momento creí que sería buena, pero NO.   Entré en coma apenas terminó… hasta el minuto 32.   The Red Capes are Coming desfibriló mi corazón… por un minuto, 30 segundos y después volví al coma sonoro.   Si he de compararla con algo oído anteriormente, debo reconocer que me recordó a La Gran Fuga de Beethoven.   En la entrevista quisieron pasar por intelectuales y la atribuyeron a un profundo estudio de Bach.   ¡U, a!   ¡Malditos plagiadores!   Igual funciona como la atmósfera enfebrecida de Alejandro Luthor (otro link a Watchmen, específicamente a Ozymandias). A continuación, me impresionó que fuese ocupado un vals del soviético Shostakovich en esa siútica recepción.
Nota bene: The End is Near.   Esta frase aparece en el letrero de Gotham y en la pancarta de Rorschach.

Ahora que lo pienso un poco, ¡NO recuerdo la banda sonora de las Marvel!, salvo las canciones de AC/DC (la última banda de rockeros) ocupadas en las Iron Man.   ¿Por qué la sigla DC me persigue?   ¡La odio!   Me recuerda a Edison cagándose al Gran Maestro Tesla.   Es como la historia de mi padre, que se lo cagaron sus jefes, siendo un Gran Maestro de la AC.

La razón por la cual las Marvel le volaron la taquilla a las del Maestro Snyder son los libretos.   La densidad conceptual de ambas películas es filosófico–teológico–sociológico, con un claro problema con Dios.   Los discursos de Rorschach ante el psicólogo de la prisión, Luthor en la azotea de su edificio a Superman y Manhattan en Marte a su ex, se complementan y redondean mutuamente.   Presentan todas las objeciones al Problema de Dios.   Yo NO sé cómo fue que los ultramontanos NO salieron a quemar ambas películas ni se formaron bataholas tan grandes e imbéciles como ante La Última Tentación de Cristo.    Aún así, a la gente NO le gusta que se esté dudando o derechamente cuestionando sus prejuicios.   Eso de meterse con las creencias de la gente y cuestionarlas a fondo, ¡uf!, es más que peligroso.   Acá en Chile, sería imposible.   Por decir mucho menos que eso, he sido excomulgado de la sociedad.

Lo anterior provocó que el famoso boca a boca las quemara.   Yo NO pude ir a verla al cine, porque carecía de dinero.   Los comentarios de gente que conozco hablaban de un aburrimiento total.   Obvio, no son intelectuales, por lo que es imposible que disfrutaran la revelación de profundas verdades, siempre censuradas, en una película masiva.   Para la gente común, las palabras son sólo sonidos que se lleva el aire.   Es abrumador el conjunto de frases para el bronce que explicita un conocimiento profundo de la sociedad, la política y el poder.   He debido ver ambas películas media docena de veces para extractarlas.   Sólo para comenzar el debate, enlistaré algunas aparecidas en Batman versus

Sólo soy un hombre que no posee nada, salvo el amor de mi pueblo.
Una pregunta lleva a la otra.
Son mentiras hipócritas norteamericanas dichas como verdad.
Los hombres poderosos no acatan ni políticas ni principios, Srta. Lane.
Nadie es distinto.
Nadie es neutral.
Ignorancia NO es igual a inocencia, Srta. Lane.                                                                    General Amajagh.

En este planeta todo acto es un acto político.                                                                  Andrew Sullivan.

¿Cuál es el embuste más antiguo del país, senadora?
El Poder puede ser inocente.

Los libros son conocimiento y el conocimiento es poder.
Es una sensación contradictoria tener conocimiento sin poder…
¡Porque es paradójico!
Gracias por venir.
El problema de la Maldad en el Mundo.
El problema de la Virtud Absoluta.
El problema de que tú estés por encima de todo.
Que seas superior a todos.
Porque eso es Dios.
Horus. Apolo. Jehová. Kal–El… ¡Clark Joshep Kent!

Lo que entendemos por Dios depende de nuestra tribu, Clark-Joe.
Porque Dios es tribal.   Dios toma partido.
¡Ningún hombre del cielo intervino en mi niñez, para salvarme del puño y las atrocidades de papá!
Entonces entendí que, si Dios es Todopoderoso, no puede tener bondad infinita.
Y si es todo Bondad, NO puede ser Todopoderoso.
¡Y tampoco tú lo puedes ser!
Todos tienen que ver que eres un fraude, con sus propios ojos.   La sangre en tus manos.
Y ahora Dios se somete a mi voluntad.
Lex Luthoriana

¡Guau, qué frases!   El que nadie saliera conmovido de las salas de cine de todo el mundo o al verlas en sus hogares, como yo, es indicio de la insensibilidad terminal de la humanoididad.
Todas sus películas nos hablan de algo: Los héroes son heroicos, pero estúpidos.    Siempre terminan peleando entre sí, por causa de los hombres que los manipulan.   Eso me recuerda la vieja mitología indoeuropea y Los Caballeros del Zodiaco.   Siempre unos caballeros pelean con otros tan caballeros como ellos, ambos jurando de guata que la hacen de oro, aunque hagan caca.

Nota: Recuerdo un capítulo de CSI donde Grisom se relaciona con Lady Heder, durante la investigación de un asesinato.   Ella le enseña varias verdades humanas, a punta de NO cumpleaños.   La que viene a este caso es la siguiente: En una relación, siempre se sumete quien manda.   Los humanos, usando su debilidad frente a los superpoderes heroicos, los manipulan, halagándolos.   NO de otra cosa se quejaba amargamente Luke Caminante del Cielo, con la mijita rica, en la más reciente entrega de aquella mitología: La Vanidad de los Jedi fue la perdición de toda la galaxia.   Por ese pescado venial: ¿Los superhéroes deben dejar de existir?
Redpuesta: A los Jedi les sobra fuerza, pero les falta inteligencia.   Alguien como yo: Débil, pero capaz de leer el Tiempo.   Los Héroes son los grandes barrenderos de la Historia: Sacan la basura que La Humanoididad genera.   NO por nada el Gran Héroe de los noventas es…. ¡Mario Bros y su hermano Luigi, los destapa caños!   ¡Ja, Ja!

Hace unos días leí una nota de prensa donde aparecía que le quitaron la batuta al Gran Maestro Znyder, por el fiascazo de La Liga del Aburrimiento.   El Gran Argumento fue que se demoró tres semanas en tener la misma recaudación que la primera Avengers obtuvo, ¡en su primer fin de semana!   Si algo tan accidental como la taquilla define lo visto en las nuevas Altamiras y Lascaux, es explicable que el público sea lo suficientemente imbécil para NO poder apreciar el arte de este Maestro.   La taquilla NO mide la calidad de la película, sino la competencia con las otras.   NO fui a ver La Liga…, porque estaba ahorrando moneda a moneda, para ir a ver Los Últimos Jedis.   Podría haber sido un gran fiasco como la anterior, pero igual habría tenido que ir a ver, por mera curiosidad de saber si había recuperado su altura arquetípica.   De NO haber estado en cartelera, habría ido a ver La Liga… por la misma curiosidad.   Los recursos son escasos, economía dixit.
Nota bene: ¿Puede compararse saga alguna con La Madre de Todas las Sagas?   ¡Ni cagando!

Era la última oportunidad que le daba al Evangelio según el Neo Lucas y se salvó.   Al fin una historieta, desde Matrix,  que sea un aporte espiritual.   Acertó Neo Lucas en cederla a Disney.   Hace rato que se le había secado la mollera y eran necesarias nuevas degeneraciones para volver al espíritu inicial.   Fin de la digresión.

Pensándolo un poco, ahora se me viene a ocurrir por qué una maravilla como ésta termina por NO lograr la identificación emocional con los personajes: las interpretaciones y los diálogos son demasiado fríos.   Esa es la consecuencia lógica de utilizarlos como máscaras para resonar ciertos mensajes, sabios, pero que la gente común jamás pensaría por sí mismo, sin pertenecer a una escuela filosófica.   De ahí mi fascinación (por ser filósofo) al ver en pantalla un montón de ideas que, dichas por mí, me costaron la demonizacón social.    Pero como construcción de personajes, esta obra, como las otras, NO pasa la prueba de la complejidad.   De ahí que al hablar de ellas, las llame historietas.

Donde esto queda meridianamente claro es durante el diálogo más intenso y que debió ser el más importante de la película, pero, ¡qué decepcionante!   El sagaz Alfred, jamás me cansaré de repetirlo, interpretado por el mejor actor inglés (que es lo mismo a decir que es el mejor actor del mundo) de las últimas tres décadas (desde La Misión nadie lo iguala), comienza con una refinada y cultísima ironía, al más puro estilo gentleman:

Amo Wayne, desde que tenía 7 años, ha sido tan bueno en el arte del engaño como Mozart con el clavicordio; pero no tanto como para engañarme a mí.   El Portugués Blanco NO transporta una bomba sucia.   ¿Qué transporta?

Hasta ahí todo bien, es más, me arranca una sonrisa de complicidad por la referencia cultosa.   Es más, en su expresión facial, si Irons hubiese subido un poco más la ceja derecha, hubiese robado la película, porque me hizo sentir un profundo enojo, versus la inexpresividad de Affleck.   Ben siempre ha sido así, ¿por qué Znyder NO le dijo que fuese un poquitín más intenso y expresivo?   Imagino que es por la idea hollywoodense de que NO se debe exagerar, porque “se va mal en pantalla grande”.   Pero desde ahí todo se hunde en la mediocridad, hasta las 95 tesis heréticas de Alejandro, el Grande, Luthor.   Yo también puedo ser cultosamente irónico.

Piénsalo bien: La película comienza describiendo cómo la batalla entre el general Zod y Kal-El cuesta la vida a un número indeterminado de empleados de Wayne, mientras él se toma la molestia de viajar urgentemente desde Gotham (en esta película la relación con Metrópolis es una analogía de la relación Nueva York y Nueva Yérsey), arriesgando su vida para salvarlos, especialmente al viejito que ruega al antiguo dios uranio por la salvación de su alma.   Mostró más enojo, al fruncir un poco el ceño, cuando vio a Superman, mientras abrazaba a la hija de una empleada muerta; que al encarar a Alfred y espetarle la frase que me reveló una verdad humana tan profunda que hasta el día de hoy me estremece: La más mínima posibilidad de que sea nuestro enemigo, debemos considerarla como una certeza absoluta.    ¡Guau!   Una clase magistral de geopolítica explicando todas, ¡absolutamente todas las guerras!   Al mismo tiempo que mi exilio.

Esa verdad me impresionó tanto, que obnubiló mi entendimiento.   Sólo la cuarta vez que vi la película descubrí la falencia de ese diálogo, que es el corazón de la película, su Tesis.   NO sólo es la interpretación contenida de Afflec, sino su mismo contenido.    Lo que he venido alabando en el estilo de Zack se nos revela como su marca identitaria, su acierto y su terrible defecto.   ¡Chuta, me siento arquitecto hablándole a Neo!   ¡Ja, ja, Ja!   Ese diálogo, que debió ser la manifestación de la ira por pérdida de sentido de la causa y la impotencia que anima a Bruce, ante su único amigo del alma; quedó degradada como la exposición del alumno que superó al maestro en Tesis de Doctorado.   Observa cómo comienza y donde cae para NO levantarse jamás.

Alfred: ¿Iniciará una Guerra?
Ese hijo de perra trajo la guerra hace dos años.
¡Jesús, Alfred!   Cuenta los muertos.    Miles de personas.   ¿Qué es lo que sigue?   ¿Millones?
Comenzó bien, pero Ahorakí que reflexiono un poquitín más, me le vienen a la mente las siguientes palabras.

¡Jesús, Alfred!   ¡Él mató a mis empleados!    ¡Por su culpa murió Jack!    ¿Lo recuerdas?   Todos lo respetábamos, hasta tú, Alfred   ¿Alguien tan bueno y sabio, debía morir por una maldita Guerra que NO comenzamos?   ¡Él murió por salvar a otros empleados!   ¿Qué hay de la niña que rescaté y todos los huérfanos que dejó?    ¿Ha pedido disculpas, ha manifestado dolor, pena, remordimiento por meternos en medio de su Caos y Destrucción?    ¡NO, Alfred!   NO lo ha hecho y NO lo hará.   ¡Cree que está por encima de la Humanidad!   NO sólo en poder, sino valía.   Para él NO somos más seres inferiores, débiles y estúpidos; prescindibles, meros daños colaterales de su Gran Guerra Cósmica.   A lo más nos ve como animales por los que siente conmiseración; a los cuales es fácil engañar con pequeñas demostraciones de sus poderes.   Eso lo hace sentir Grande y Orgulloso.   NO es distinto a cualquier Dictador que hace una buena obra y cree que eso justifica su Dominio sobre la población.   Mientras él esté entre nosotros, sus enemigos seguirán viniendo y nosotros seguiremos muriendo, Alfred.

¡Guau!   La Musa ha sido generosa y me ha regalado, junto con sus efluvios, este tremendo alegato.   Con algo por el estilo, esta habría sido otra Story.   ¿Bagdad que sí?   NO era mi pretensión, pero lo que nació como mera crítica cultural de cine, Ahorakí ha tomado otro carácter: Candidatura a libretero de cuarta.   ¡Ja, Ja, Ja!

Es gracioso que, desde que la vi por primera vez, supe que la destrucción del edificio corporativo Wayne, cuya causa también viene desde el Cielo, era la analogía perfecta para exorcizar simbólicamente la caída de la Torres Gemelas.   Lo más gracioso es que mi alegato resulta totalmente funcional a esa perspectiva yanqui (¿Hasta qué punto mi perspectiva se ha vuelto la suya, dado mi alto consumo de su cine?   ¿Me estaré volviendo un Facho Pobre?).   La clave de ello es la frase: “…una maldita Guerra que NO comenzamos”.   Los yanquis siempre juran de guata que las guerras les llegan por ser tontos y NO haberlas prevenido, cuando las provocan.   Recordemos lo que nos dice Nixon en Watchmen:

Los Estado Unidos no empiezan peleas.   Dejamos en claro que nosotros mantenemos nuestra fuerza, con el fin de conservar la paz.   Cualquier adversario debe preguntarse: ¿Las consecuencias de atacar a EE.UU. exceden los beneficios potenciales?

Todo lo anterior demuestra que Batman versus… tiene un grado de licencias creativas nunca antes visto, salvo, otra vez, por Watchmen.   Alguna que otra película inmortal ha tenido su momento antopológico (pienso en la trilogía El Padrino, especialmente la 2 y la 3, The Ides of March y Our Brand is Crisis por mencionar las tres que se me vienen a la cabeza), al decir una o dos frases reveladoras sobre el tema, pero la densidad que tiene este díptico, NO la tiene nadie más.   Dicho sea en su honor y en su derrota: tanta Sabiduría es insoportable para la mediocridad ambiental.   Tanta seriedad la hace fría al common people y la concentración del equipo creativo en la exposición de axiomas universales vuelve impersonales diálogos que deberían rebosar emociones muy intensas.   Lo paradójico es que los parlamentos más personales e incisivos, son los dichos por el malo de la película: Alejandro Magno Luthor.

Pero, ¿quién me creerá?   Estoy loco.   Ni siquiera pueden juzgarme.
Pero ya sonaron las campanas… y ya las oyeron… en la oscuridad, entre las estrellas.   Ding, dong, el dios ha muerto.
¡Ya sonó, NO hay vuelta atrás!   Él tiene hambre.   Nos encontró.   Y, ¡viene!

OjAlá que Flashpoint sea la tercera parte de este retablo, como el de Il Bosco, que ocupó Di Caprio en su documental.   Mientras tanto, esperaré a ver La Liga del aburrimiento, a ver si trae algún sabroso entremés.

Nota bene: Hablando de destituciones, ¿por qué el apellido de Zack me recuerda al de mi general Schneider?


Que La Inteligencia Nos Ilumine.

lunes, 20 de noviembre de 2017

Lo Peor Está por Repetirse



NO se detendrá la marea revolucionaria que está en marcha, como expresión de la desesperación de las mayorías oprimidas.   Pero aún esto NO será suficiente, ya que la dirección adecuada de ese proceso NO ocurrirá por la sola mecánica de la “práctica social”.   Salir del campo de la necesidad al campo de la libertad, por medio de la revolución es el imperativo de esta época en la que el ser humaNO ha quedado clausurado. (…) La acción política exige, por ahora, la creación de un partido que logre representatividad electoral en distintos niveles.   Pero debe estar claro, desde el 1er momento que esa representatividad tiene por objeto orientar el conflicto hacia el seNO del poder establecido.   En este contexto, un miembro del partido que logra representatividad popular NO es un funcionario público, siNO un referente que evidencia las contradicciones del sistema y organiza la lucha en dirección a la revolución.
Es como si el Estado nacional, diseñado hace 200 años, NO aguantara ya los golpes que le propinan por arriba las fuerzas multinacionales y, por abajo, las fuerzas de la secesión.
La paradoja de sistema NOs informa que, al pretender ordenar el desorden creciente, se habrá de acelerar el desorden.
Pero el desarrollo del sistema continúa más allá de las intenciones de esa miNOría que lucha por concentrar cada vez más los factores de poder y control, provocando con esto una nueva aceleración en el desarrollo del sistema que progresivamente va escapando a su dominio.   De esta manera, el aumento del desorden chocará contra el orden establecido y provocará por parte de ese orden la aplicación proporcional de sus recursos de protección.   En épocas críticas se disciplinará al todo social con todo el rigor de la violencia disponible por el sistema.   Así se llega al máximo recurso disponible: el ejército.   Pero, ¿es totalmente cierto que los ejércitos seguirán respondiendo del modo tradicional en épocas en que el sistema va al colapso global?...  en las últimas etapas de las civilizaciones que precedieron a la actual...   Los ejércitos se alzaron contra el poder establecido, se dividieron en las guerras civiles que ya estaban planteadas en la sociedad y, NO pudiendo introducir en esa situación una dirección nueva, el sistema continuó su dirección catastrófica.   En la actual civilización mundial que se perfila, ¿se tratará del mismo destiNO?
Mario Rodríguez Cobos. Aka Silo. Cartas a mis Amigos. 1989.

Esta burocratización en segunda potencia es la militarización de la sociedad.  El Estado es, ante todo, un productor de seguridad (la seguridad de la que nace el hombre-masa, NO se olvide).   Por eso es, ante todo, ejército.   Los Severos, de origen africaNO, militarizan el mundo.   ¡Vana faena!   La miseria aumenta, las matrices son cada vez meNOs fecundas.   Faltan hasta soldados.   Después de los Severos, el ejército tiene que ser reclutado entre extranjeros.                                                                  La Rebelión de las Masas.  Mi maestririjiYo. 1930

La cultura es la interpretación que el hombre da a su vida, la serie de soluciones, más o menos satisfactorias, que inventa para obviar a sus problemas y necesidades vitales.   Entiéndase bajo estos vocablos lo mismo los de orden material que los llamados espirituales.   Creadas aquellas soluciones, para necesidades auténticas, son ellas también auténticamente soluciones, son ideas, valoraciones, entusiasmos; estilos de pensamiento, de arte, de derecho que emanan sinceramente del fondo radical del hombre según éste era de verdad en aquel momento inicial de una cultura.   Pero la creación de un repertorio de principios y normas culturales trae consigo un inconveniente constitutivo y, en rigor, irremediable.
Precisamente, porque se ha creado una efectiva solución; precisamente porque ya “está ahí”, las generaciones siguientes “NO” tienen que crearla, sino recibirla y desarrollarla.   Ahora bien, la recepción, que ahorra el esfuerzo de la creación, tiene la desventaja de invitar a la inercia vital.   El que recibe una idea tiende a ahorrarse la fatiga de repensarla y recrearla en “sí mismo”.   Esta recreación no consiste en más que en repetir la faena del que la creó, esto es, en adoptarla sólo en vista de la incontrastable evidencia con que se le imponía.   El que crea una idea no tiene la impresión de que es un pensamiento suyo, sino que le parece la realidad misma en contacto inmediato con él mismo.   Están el hombre y la realidad desnudos ambos, el uno frente a la otra, sin intermediario ni pantalla.
En cambio, el hombre que no crea, sino que recibe una idea ya creada, que le facilita su relación con aquella, como una receta, tenderá a “no hacerse cuestión de las cosas”, a no sentir auténticas necesidades, ya que se encuentra con un repertorio de soluciones antes de haber sentido las necesidades que provocaron aquellas.   De aquí que el hombre ya heredero de un sistema cultural se va habituando progresivamente, generación tras generación, a NO tomar contacto con los problemas radicales, a NO sentir las necesidades que integran su vida y, de por otra parte, a usar modos mentales –Ideas, Valoraciones, Entusiasmos– de los cuales NO tiene evidencia, porque no han nacido en el fondo de su propia autenticidad.   Trabaja y vive sobre un estrato de cultura que le ha venido de fuera, sobre un sistema de opiniones ajenas, de otros yos, de lo que está en la atmósfera, en la “época”, en el “espíritu de los tiempos”, en suma, en un yo colectivo, convencional, irresponsable, que no sabe por qué piensa lo que piensa ni quiere lo que quiere.
Toda cultura, al triunfar y lograrse, se convierte en tópico y en frase.   Tópico es la idea que se usa, no “porque” es evidente, sino porque la “gente” la dice.   Frase es lo que no se piensa cada vez, son que simplemente “se dice” o repite.   Mientras tanto se van acabando las consecuencias de esos que ya son tópicos, se van desarrollando sus posibilidades interiores, en suma, la cultura que en su momento originario y auténtico era simple, se va complicando.   Esta complicación de la cultura recibida hace engrosar la pantalla entre el sí mismo de cada hombre y las cosas mismas que le rodean.   Su vida va siendo cada vez menos suya y siendo cada vez más colectiva.   Su ser individual, efectivo y siempre primitivo, es suplantado por el yo que es “la gente”, convencional, complicado, “culto”.   El llamado hombreculto” aparece siempre en una época de cultura muy avanzada y que se compone ya de puros tópicos y frases.
Se trata de un inexorable proceso.   La cultura, el más puro producto de la autenticidad vital, puesto que procede de que el hombre siente con angustia terrible y entusiasmo ardiente las necesidades inexorables de que está tramada su vida, acaba por ser la falsificación de la vida.   Su yo auténtico queda ahogado por su yo “culto”, convencional, social.   Toda cultura o grande etapa de ella termina en y por la socialización del hombre y, viceversa, la socialización arranca al hombre de su vida en soledad que es la auténtica.   Nótese que la socialización del hombre, su absorción por el yo social, aparece al extremo de la evolución cultural, pero también antes de la cultura.   El hombre primitivo es un hombre socializado, sin individualidad.
Se comete un craso error presumiendo que es ahora cuando se ha inventado la socialización o colectivización del hombre.   Eso se ha hecho siempre que la Historia caía en crisis.   Es la máxima enajenación o alteración del hombre.   En cada crisis, claro está, se ha verificado pariendo de una dimensión diferente.   En el Imperio Romano, desde el siglo III, por tanto, bajo la política de los Severos, el hombre es estatificado –moral y materialmente–.   Se persigue a los intelectuales, que entonces solían llamarse filósofos.   Se obliga a los hombres más personales y pudientes de cada municipio, a tomar sobre si la vida de la ciudad, especialmente las cargas municipales.   Esto aniquiló espiritual y económicamente las minorías mismas que habían creado el esplendor romano.                                                                                 Esquema de las Crisis. José Ortega y Gasset. 1933

Tengo por compañero de pensión un hombre que me demostró duramente lo cierto del origen emocional de las ideas, como sostienen tanto el Evangelio como el viejo Berto.
Él invoca la disciplina social y la sabiduría ancestral para justificar el patriarcado.   Ambos argumentos son variantes de la famosa falacia lógica llamada AD POPULUM, por los retóricos latinos.   Elevar a categoría de “Verdad Revelada” la opinión de la gente es la contradicción misma de la epistemología (la disciplina filosófica que estudia las ciencias), en tanto que son ellas mismas las que han demostrado hasta la saciedad que Lo Verdadero, rara vez tiene que ver con lo que la gente dice.
Entonces, ¿por qué sucede este tipo de cosas, en alguien que tiene credenciales sociales de racionalidad a toda prueba?   Esto sucede cuando una persona se enamora de su némesis (complejo de Edipo–Electra) y su pareja le hace sufrir “las de quico y caco”, justificando la deslegitimación del otro.
Este hombre está sangrando por la herida, pero su sangrado es el peor de todos, porque su costra, al igual que la mía, es del tipo que genera cultura.   Ya Kafka reveló que todo intelectual es como una ostra: Su dolor lo convierte en perlas (obras).   Después todos pagarán por ornarse con ellas, especialmente las mujeres más frívolas (Salomé), remarcaría el Viejo Pepe.
Su esposa lo ha dejado cuatro veces y ahora lo acusa, según él injustamente, de violencia intrafamiliar.   Ante la medida precautoria de una jueza de NO acercarse a ella, impidiéndole ver a sus hijos, ha tomado la idea de que el Mercado favorece la conspiración en contra de los hombres, por parte de mujeres resentidas por el complejo de inferioridad (Freud), como bandera de lucha.   Su argumento de fondo es que El Mercado gana más mano de obra barata y consumidoras que facilitan el crecimiento de la economía (lo cual es cierto, pero NO es la génesis del “empoderamiento” femenino).
Lo malo es que cuenta con amplias certificaciones sociales (dos licenciaturas y un Magister en epistemología), para apoyar dichas ideas.   Cuando estábamos en las presentaciones, al decirme que era máster en ella, creí que el Destino lo había colocado a mi lado para ayudarme a saber más al respecto.   A los pocos minutos de ello, me impactó el giro del Destino al conocer sus tesis fundamentales.   Me di cuenta de la triste y terrible realidad a la que nos ha llevado el Destino o Dios: Yo, el paladín de una Sociedad neofilial, donde todos somos hermanos, en igualdad de condiciones, saberes y autoridad o mando,  soy un simple don nadie.   Socialmente estoy en una lucha entre David y Goliat.   Donde este David NO tiene por dónde ganarle a este Goliat, socialmente legitimado.
Los nazis invocan esas mismas dos razones (disciplina social y sabiduría ancestral) para “restaurar la sociedad a su antiguo esplendor” y endurecer la pirámide social.   Las feminazis, aportan lo suyo, queriendo reemplazar al patriarcado con un matriarcado tan duro como aquel.   Ninguno de los dos está abierto a la posibilidad de que NO sea necesaria pirámide alguna para poder convivir como sociedad.   Lo peor del momento actual chileno es que la alta votación obtenida por Kast en la reciente elección presidencial es que estos argumentos falaces NO sólo continúan vivos, sino que están creciendo en popularidad.
El problema NO es de género, sino de mentalidad: Verticalidad del mando versus Horizontalidad del conocimiento y el poder que el conocimiento entrega.   Los dos brazos del nazismo están de acuerdo en una CREENCIA fundamental: La Imprescindible existencia de una jerarquía de dominación y la inexistencia (por ignorancia) o la imposibilidad (por incredulidad) de una jerarquía de actualización.
Estos son los dos polos mentales en que está dividida la Humanidad y, como es incapaz de decidir por uno de ellos, este mundo (que algunos creen el último, el mejor y EterNO) será partido en dos por la inevitable simbiosis de los neonazis y las feminazis, porque, en medio de esta discusión de sordos, NO hay alguien lo suficientemente “autorizado”, para zanjarla.   Un nuevo Principio de Legitimidad, diría Gulgielmo Ferrero.  Eso es lo que el Viejo Pepe llama Crisis Histórica: una sociedad, en nuestro caso, globalizada, dando tumbos en todas direcciones, porque carece de UN sentido de la vida, al tener dos o más en disputa de las almas.   Ninguno de los dos con la suficiente “fuerza” para unificar la sociedad, ya que uno está muriendo y el otro apenas es un presentimiento y la gente NO se guía por presentimientos, es decir, las teorías de unos pocos.
Como coincidían tanto el Viejo Pepe, como Ferrero: El viejo sistema se resiste a morir y el nuevo sistema NO logra consolidarse, por lo que a los ojos de los presentes se ve como un fracaso, siendo que es abortado por los hombres que sustentaron lo mismos principios que derrocaron a las sociedades matrízticas hace 5.125 años: La vida es competencia y sólo merece vivir quien la gana.
Lo más gracioso es que tanto Gasset como Ferrero eran defensores acérrimos del patriarcado y yo utilizo sus ideas para subvertir ese Ancien Regimen (Antiguo Régimen llamaban los Ilustrados a la monarquía).
La carnicería volverá a repetirse y como los patriarcales son sus expertos, volverán a ganar.   Creo que estaré muerto antes de verla.   Eso sucede porque “Nadie es profeta en su tierra”.   Bien merecido se lo tienen.   Yo cumplí mi parte, al avisarles, pero es imposible que los sordos oigan.   Si rechazaron al Viejo Berto Maturana, que es el científico chileno más prestigioso de toda la Historia shilensis, ¿qué queda para mí?   El Martirio.

Kenai Etznab
El pobrecito Poetirijiya.

Epílogo: Adjunto lo esencial para al discernimiento personal.
COMPONENTE
MODELO DOMINADOR
MODELO SOLIDARIO
1. Relaciones de género
Lo masculino supera en rango a lo femenino, y los rasgos y valores sociales estereotípicamente asociados con la "masculinidad" se valoran más que aquellos asociados con la "feminidad" (1)
La ideología imperante valora por igual lo femenino y lo masculino, y otorga primacía operacional a los valores estereotípicamente femeninos" como la crianza y la o violencia.
2. Violencia
Existe un alto nivel institucionalizado de violencia social y abuso, desde el maltrato a la esposa e hijos, violación y abuso psicológico por parte de "superiores" en la familia, el lugar de trabajo y la sociedad en general.
Violencia y abuso no son componentes estructurales del sistema, de modo que tanto niños como niñas pueden aprender la resolución no violenta de conflictos. Por consiguiente, hay un bajo nivel de violencia social.
3. Estructura social
La estructura social es predominantemente jerárquica (2) y autoritaria, donde el nivel de jerarquía y autoritarismo corresponde aproximadamente al nivel de dominio masculino.
La estructura social es en general más igualitaria, con diferencias (ya sean de género, raza, religión, preferencia sexual o sistema de creencia) no asociadas automáticamente con un estatus social y/o económico superior o inferior
(1)  Cabe señalar que, en este contexto, los términos "feminidad" y "masculinidad" corresponden a los estereotipos sexuales construidos socialmente para una sociedad dominadora (donde la masculinidad se iguala a dominio y conquista, y la feminidad a pasividad y sumisión), y no a rasgos femeninos o masculinos inherentes.
(2) En este contexto, el término jerárquico se refiere a lo que podríamos llamar jerarquía de dominación, o el tipo de jerarquía inherente a un modelo dominador de organización social, basado en el temor y la amenaza de dolor. Estas jerarquías deben distinguirse de un segundo tipo, que podría llamarse jerarquía de actualización. En biología, corresponde a la jerarquía de moléculas, células y órganos del cuerpo: una progresión hacia un nivel de función superior y más complejo. En los sistemas sociales, las jerarquías de actualización se dan junto con la igualación del poder con el poder para crear y para concretar nuestros más altos potenciales en nosotros mismos y otros.
4. Sexualidad
La coerción es un elemento importante en la selección de pareja, relación sexual y procreación, con la erotización de la dominación y/o la represión del placer erótico mediante el temor. Las principales funciones del sexo son la procreación masculina y la descarga sexual masculina.
El respeto mutuo y la libertad de elección para mujeres y hombres son las características de la selección de pareja relación sexual y procreación. Las principales funciones del sexo son el vínculo entre mujer y hombre mediante el dar y recibir placer mutuo y la reproducción de la especie.
5. Espiritualidad
El hombre y la espiritualidad están sobre la mujer y la naturaleza, justificando su dominio y explotación. Los poderes que rigen el universo se representan como entidades castigadoras, ya sea como un padre desapegado cuyas órdenes se deben obedecer bajo pena de terribles castigos, una madre cruel o demonios y monstruos que se deleitan atormentando arbitrariamente a los humanos y que, por lo tanto, deben ser aplacados.
Se reconoce y valora la dimensión espiritual de los poderes vivificantes y sustentadores de la mujer y la naturaleza, así como los de los hombres. La espiritualidad se vincula con la empatía y la equidad, y lo divino se representa mediante mitos y símbolos de amor incondicional.
6. Placer y dolor
La imposición o amenaza de dolor es esencial para mantener el sistema. Los placeres del tacto en las relaciones sexuales y paternales se asocian con dominación y sumisión y por lo tanto con dolor, ya sea en el llamado amor carnal del sexo o en la sumisión a una deidad "amorosa". Se santifica la imposición y/o el padecimiento del dolor.
Las relaciones humanas se mantienen más por lazos de placer que por temor al dolor. Los placeres de las conductas de cuidado se apoyan socialmente y el placer se asocia con la empatía por otros. Se considera sagrado cuidar, hacer el amor y otras actividades que generan placer.
7. Poder y amor
El poder supremo es aquel para dominar y destruir, simbolizado desde la remota antigüedad por el poder letal de la espada. "Amor" y "pasión" se usan con frecuencia para justificar actos violentos y abusivos de quienes dominan, como la matanza de mujeres realizada por hombres cuando sospechan su independencia sexual o las "guerras santas" libradas en nombre del amor a una deidad que exige obediencia de todos.
El poder supremo es aquel para dar, nutrir e iluminar la vida, simbolizado desde la remota antigüedad por el cáliz o grial sagrado. El amor se reconoce como la máxima expresión de la evolución de la vida en el planeta, así como el poder unificador universal.
Epílogo al libro PLACER SAGRADO de Riane Eisler, al cual el Viejo Berto escribió su Prefacio.

Para entender las falacias lógicas en que cae mi inesperado adversario intelectual, recomiendo visitar la Santa Wikipedia.   Tan sólo adelantaré que bajo aquellas falacias lógicas (pecados de la mente que un epistemólogo de verdad, en serio, NO cometería jamás) cayeron insignes próceres de La Humanidad, como Sócrates, Jesús, Séneca y Giordano Bruno, sólo por nombrar a los más famosos.   Quiera la GranDiosa Verdad que NO me una a tan selecto Club de los Filósofos Asesinados por su sociedad.



sábado, 18 de noviembre de 2017

Notas Acerca del Encanto de lo Oculto



Por José Ortega y Gasset

Para mi maestra LoL.
INTRODUCCIÓN

Moraleja de un cuento chino

A Ling Yu Tang y su
Importancia de Vivir

La Belleza y la fealdad tienen el mismo origen
Decisión Informada
Ella sabía que era fea
Ella sabía que era bonita
Ella se ocultaba
Ella se exhibía

He decidido comenzar esta inmensa carta con este Poemirijiya de mi autoría, porque tu fuerte declaración del otro día NO me dejó indiferente y me recordó estas viejas ideas.   Además, considero mi deber, como filósofo, llevar claridad mental ante un dolor emocional.
Soy viejo, tengo más de 44 años, y llevo décadas estudiando el alma humana, por lo que he llegado a saber algunas cosas.   Me reí con ganas cuando confesaste tu pena de amor, pero como no nos habíamos presentado, no sabía cómo acercarme.   Me dije: “Ya, aquí vamos, otra vez.   ¡Siempre llega un náufrago a mis costas, cuando estoy tratando de salvar el mundo por Internet! ¡Ja, ja, ja!”.
Eres el tipo opuesto de mujer a mi señora, exagerando un poco, como los estereotipos de animé tsundere/yandere, pero, al igual que ella, escondes tu belleza.   Eres una mujer compleja,  ello hace que sólo un hombre inteligente puede apreciarte.   Por eso mantuve la distancia y paulatinamente comencé a acercarme, usando la estrategia Jericó, para NO espantar.
Estaba esperando a que te acercaras, para apreciar tu energía y ¡es de alto octanaje!   ¡Nunca antes había jugado tan bien!   Tienes instinto innato de couching.   Si te pusieras en serio, podrías dirigir muy bien un equipo de LoL o de lo que sea realmente competitivo.   Tienes talento para eso.
Tu caso no deja de ajustarse al tema del viaje, sólo que de otro modo.   Los realmente hombres deseamos un viaje y nos gustan las personas que se presentan como compañeros o destino de ese viaje.   De ahí el “natural atractivo” de los parajes exóticos.   Mi impresión es que, para variar, el tipo en cuestión NO te vio como un paraje lo bastante exótico como para ir hacia ti.   Esta impresión se debe a que sólo vio la superficie y realmente tiene trastocadas las prioridades de la vida.
Tienes razón y me reí por la manera extremadamente dura y cortante como planteaste esa idea.   Lo que te presento a continuación son los matices y derivaciones de esa idea: El hombre desea lo que NO posee y es mayor su deseo en tanto que eso es más difícil de poseer.   Ese tipo de hombre es un imbécil.   Un monigote que sólo está buscando a su madre, como dijo Freud, que está preso de su complejo de Edipo.    El verdadero hombre, el inteligente, busca una mujer que NO sea como su madre, porque busca un viaje hacia una isla encantada, donde hay un tesoro desconocido.
Ese tesoro desconocido es la mujer inteligente.   Lo digo por experiencia propia: Hasta conocer a mi esposa, NO conocí una sola mujer inteligente… y poderosa.   Dueña de sí misma.    Capaz de decir NO a esos imbéciles que sólo quieren lo superficial y son ciegos a lo profundo.   Esos egoístas que sólo usan a las mujeres para su placer y después las desechan.   Los masoquistas que sólo les gustan las maracas que los hacen sufrir, para demostrar su poder y dominio.
Ojo con lo que deseas, porque es una proyección de uno mismo.   ¡Todos somos unos malditos masoquistas!   La única diferencia es cuánto dolor queremos sufrir, antes de emprender el camino del desarrollo personal.


Divagación Ante el Retrato de la Marquesa de Santillana

Para mi gusto, lo más interesante de la Exposición[1] es este cuadro de Jorge Inglés.    Si los proyectos de feminidad que aquí se insinúan hubiesen madurado, esta galería de cuatro siglos sería muy otra y muy otra la historia de España.
Es tan femenino este cuadro que empieza por engañar.   En el transeúnte apresurado deja el recuerdo de un recinto tranquilo y repuesto, poblado con la paz de la oración.    Sobre el reclinatorio, que hace de mística navecilla, un corazón de mujer pone proa hacia celestes abstracciones.
Nada más femenino, repito, que ofrecer dos aspectos muy distintos: uno para e que pasa de largo, otro para el que se detiene devoto.   Si se quiere conocer a la mujer es preciso detenerse ante ella o, dicho de otra manera, es preciso “flirtear”.   No existe otro método de conocimiento.   El flirt es a la mujer, lo que el experimento a la electricidad.   Pues bien, el flirt comienza por una detención, merced a la cual se convierte el transeúnte apresurado en interrogador que inicia una conversación particular.   Cuando Fernando Lasalle, precursor del actual movimiento obrero, se iba a casar, daba la noticia a un amigo parodiando la terminología hegeliana: “Me voy a individualizar en una mujer”, escribía.   En efecto, la mujer no revela su segundo aspecto, el verdadero y propio, sino al que se individualiza ante ella y deja de ser el hombre en general, el que se pasa de largo, cualquiera.   En esto como en todo, la psicología de la mujer es opuesta a la del varón.   El alma masculina vive proyectada preferentemente hacia obras colectivas: ciencia, arte, política, negocio.   Esto hace de nosotros naturalezas un poco teatrales: lo mejor, lo más propio e individual de nuestra persona lo damos al público, a los seres innominados que leen nuestros escritos, aplauden nuestros versos, nos votan en las elecciones o compran nuestras mercancías.  El escritor representa la forma extrema de esta impudorosidad al ser más íntimo con el público anónimo que con su más íntimo amigo.   El hombre vive de los demás y por ello vive para los demás.   A esto aludía yo cuando hablaba del servilismo que el destino varonil lleva consigo.
La mujer, en cambio, tiene una actitud más señorial ante la existencia.   No hace depender su felicidad de la benevolencia de un público ni somete a su aceptación o repulsa lo que es más importante en su vida.   Más bien al contrario, adopta una actitud de público en cuanto parece ser ella la que aprueba o desaprueba al hombre que se aproxima, la que entre otros muchos, lo selecciona y escoge.   De modo que el hombre, al verse preferido, se siente premiado.   Es curioso que esta concepción de la mujer como premio del hombre aparece ya en las sociedades más antiguas; así, la Ilíada echa a volar el enjambre sonoro de sus hexámetros con el fin de contarnos la cólera de Aquiles, furioso porque le han arrebatado la dulce esclava Kriseis, que era el premio de sus hazañas.   Posteriormente, el valor de este premio sube de punto al no ser concedido por la autoridad o por un tribunal, sino que se deja al premio mismo decidir quién es el premiado.
Comparada con el hombre, toda mujer es un poco princesa: vive de sí misma y, por ello, vive para sí misma.   Al público presenta sólo una máscara convencional, impersonal, aunque variamente modulada; sigue la moda en todo y se complace en las frases hechas, en las opiniones recibidas.   Su afición a las galas, a las joyas, a los afeites pudiera considerarse una objeción radical contra esto que digo.   En mi entender, lejos de oponerse a ello, lo confirma.   La vanidad de la mujer es más ostentosa que la del hombre precisamente porque se refiere sólo a exterioridades; nace vive y muere en ese haz externo de su vida a que me he referido, pero no suele afectar su realidad íntima.   La prueba de ello es que esa vanidad del atuendo, frecuente en la mujer, no nos permite inferir las condiciones de su carácter con la misma seguridad que si se tratase de un hombre.   La vanidad del varón, menos ostentosa, es más profunda.   Si el talento o la autoridad política saliesen a la cara, como ocurre con la belleza, la presencia de la mayor parte de los hombres sería insoportable.   Afortunadamente, esas excelencias no consisten en rasgos quietos, sino en acciones y dinamismos que requieren tiempo y esfuerzo para ejecutarse, que no pueden ser mostradas, sino demostradas.
Tal es la diferencia en la relación con el público del hombre y la mujer, que lleva signos contrarios.   Cuanto mayor aparato y cuidados pone la mujer al presentarse en público mayor es la distancia que establece entre éste y su verdadera personalidad.   Así, a medida que aumenta el boato de que una mujer se rodea, crece el número de varones que se sienten eliminados de la opción a sus preferencias y se saben condenados a una actitud de lejanos espectadores.   Diríase que el lujo y la elegancia, el adorno y la joya que la dama pone entre sí y los demás llevan el fin de ocultar su ser íntimo, de hacerlo más misterioso, remoto e inasequible.   El hombre, en cambio, da a la publicidad lo que más estima en sí, su más recóndito orgullo, aquellos actos, aquellas labores en que ha puesto la seriedad de su vida.   La mujer tiene un exterior teatral y una intimidad recatada; en el hombre es la intimidad lo teatral.   La mujer va al teatro; el hombre lo lleva dentro y es el empresario de su propia vida.
En las ideas usuales sobre psicología de ambos sexos no hallo debidamente acentuada esta discrepancia radical.   Se trata de dos instintos contrarios: en el hombre hay un instinto de expansión, de manifestación.   Siente que si lo que él es, no lo es a la vista de los demás, valdría tanto como si no lo fuera.   De aquí su afán de confesión, el prurito de evidenciar su persona interior.   El lirismo procede, en definitiva, de este genial cinismo varonil.   A veces esta propensión a expresar su intimidad, como si en la transmisión a los demás cobrara su plenaria realidad, degenera en contentarse con decir las cosas, aunque éstas no existan.   Una buena parte de los hombres no tiene más vida interior que la de sus palabras y sus sentimientos se reducen a una existencia oral.
Hay por el contrario, en la mujer, un instinto de ocultación, de encubrimiento: su alma vive como de espaldas a lo exterior, ocultando la íntima fermentación pasional.   Los gestos del pudor no son sino la forma simbólica de ese recato espiritual.   No es el cuerpo lo que le importa defender de las miradas masculinas, sino aquellas ideas y sentimientos suyos referentes a las intenciones del hombre con respecto a su cuerpo.   El mismo origen tiene la mayor frecuencia e intensidad del azoramiento en la mujer.   Es éste una emoción suscitada por el temor de ser sorprendidos en nuestros pensamientos y afectos.   Cuanto mayor es el deseo de mantener secreto algo de nuestra vida interior, más expuestos nos hallamos al azoramiento.   Así el que miento suele azorarse, como si temiese que la mirada del prójimo perforara su palabra mendaz y pusiese a descubierto la verdadera intención que ocultaba.   Pues bien, la mujer vive en perpetuo azoramiento, porque vive en perpetuo encubrimiento de sí misma.   Una muchacha de quince primaveras suele tener ya más secretos que un viejo, y una mujer de treinta años guarda más arcanos que un jefe de Estado.
Suele olvidar el hombre esa condición, por esencia latente, de la personalidad femenina, y por eso en su trato con la mujer va de sorpresa en sorpresa.   Normalmente, el primer aspecto de una mujer excluye la posibilidad de que aquella delicada, juguetona, ingrávida figura, todo desdenes y fugas sea capaz de pasión.   Toda mujer parece una santita, si creemos que la santidad consiste en resbalar sobre la vida sin dejarse comprometer por ella.   Y, sin embargo, la verdad es todo lo contrario: esa casi irreal figura no hace otra cosa que esperar la ocasión para arrojarse en un torbellino apasionado con tal ímpetu, decisión y valentía, con tal olvido de penosas consecuencias, que el hombre más resuelto queda siempre a la zaga y, avergonzado, se descubre a sí mismo como un temperamento utilitario, calculador y vacilante.   Mas, para que esa vitalidad profunda o individual se manifieste, es preciso que el hombre deje de formar parte del público y por uno u otro motivo se destaque individualmente ante ella.
A éstas y a innumerables consideraciones da pretexto el caso de este cuadro en que Jorge Inglés perpetúa la imagen de la Marquesa de Santillana.   Porque a primera vista encontramos una dama preocupada de la oración, sumergida querubínicamente en una atmósfera quieta, abstracta y litúrgica.   Mas si insistimos veremos salir del cuadro volando sedienta, hacia la luz, la eterna mariposa apasionada.
Como he dicho encierra este cuadro un delicioso dualismo.   Primero nos parece habitado por la quietud y con un vago olor de incienso.  Mas si insistimos, notamos en él la germinación de todas las inquietudes y por la reja y la puerta del oratorio sentimos penetrar una brisa terrestre que orea con su blanda turbulencia la fina cabeza de la dama.
La técnica misma del cuadro es irresoluta: dos principios pictóricos riñen su batalla indecisa en la mano del artista.   El Norte y el Sur, Flandes e Italia se persiguen hostiles por todos los rincones de la tabla, como en un canto homérico Héctor y Diómedes.   Esta vacilación pictórica es tan sólo síntoma de una contienda más grave que arrastra la obra entera, desde la inspiración del maestro hasta el ser mismo de la persona representada: aquí luchan cuerpo a cuerpo goticismo, que es Edad Media, que es ascetismo, y Renacimiento, que es rumor de tiempo nuevo y triunfo de esta vida sobre la otra.
La dama ha sido perpetuada en la acción que la Edad Media prefería: orando.   Sin embargo, fijémonos.   Las manos quisieran aspirar al Empíreo.   ¿Qué las detiene?  ¿Por qué quedan palpitando en el aire como unas alas de paloma desorientada?   No se sabe bien, no se sabe bien.   Hay en los gestos humanos esenciales equívocos y cuando alguien eleva juntas las palmas de sus manos ignoramos si va a sumergirse en la oración o va a arrojarse al mar.   Un mismo ademán preludia las dos opuestas aventuras.
La Marquesa de Santillana prepara, pues, sus manos a la plegaria, pero no ha olvidado de ceñir cada falange de cada dedo con un anillo festival.   Son tenues aros donde van prendidos un carbunclo, un granate, una amatista, un zafir. El traje ceremonial de esta marquesa derrama en su ondeo magníficos perfumes de corte de amor.
Su marido, el amable poeta, uno de los más jugosos brotes del Renacimiento en España, había recogido la herencia del lirismo provenzal, lo mismo que hicieron Dante y Petrarca.   Tal vez por ello la silueta de esta dama trae a nuestra memoria aquellos palacios provenzales conde en el siglo XIII, bajo el nombre de cortezía, hizo su entrada subrepticia, en la sociedad teológica el culto de los mejores instintos humanos[2].
Pero el dramatismo sutil del cuadro ha venido a concentrarse en la gentil cabeza, dotada de tan extraño vigor expresivo que logra triunfar sobre la complicación del tocado y la insuficiencia del artista.  ¡Con qué gracia vibra en el viento, como flor en el prado, este menudo rostro a quien una mano inferior ha impuesto unos ojos apócrifos!   Las facciones carecen de la vulgar belleza que se contenta con la corrección: son rasgos finos, distinguidos, que valen por el espíritu que expresan.
Hay semblantes de mujer en que resume todo un doctrinal de vida y pueden servirnos de norma para conducir nuestros actos y gobernar nuestros juicios.   Cuando Goethe, hastiado de la inelegancia germánica, desciende a Italia en busca de una más delicada regla vital, va ocupado con la composición de Ifigenia.   Al pasar por Bolonia se detiene ante una Santa Ágata de Rafael.   “El artista –escribe en su diario– le ha dado una doncellez sana y segura de sí misma, exenta de frialdad y de aspereza.   Me he fijado mucho en el semblante y he de leerle en mi espíritu mi Ifigenia, porque no debe salir de los labios de mi heroína nada que esta santa no pudiera decir”.   Como la obra literaria no es en Goethe cosa distinta de su propia vida personal, significan estas palabras que el gran germano insatisfecho, al pasar ante el cuadro de Rafael, corrige el perfil de su alma ajustándolo a la pauta que aquel rostro irradia.
No se puede pedir tanto a la obra de Jorge Inglés.  Pero hay en ella gérmenes de una posible existencia superior que, desarrollados, podrían afinar las almas de los que vivimos en esta vertiente del Guadarrama, donde la Marquesa habitó.  Pasa por esta figurilla, estremeciéndola, un soplo de vitalidad exquisita que no se vuelve a aparecer en el resto de la Exposición.   Cuando lleguemos a los lienzos de Goya volveremos a hallar en sus mujeres vitalidad, pero ya no encontraremos exquisitez.
Lejos de mi ánimo poner en duda la piedad con que reza esta dama; pero si intento aclararme la actitud de su cabeza y de sus manos, inevitablemente imagino el gesto que hace la corza cuando desde el fondo de la umbría oye sonar a lo lejos el primer ‘¡halalí!’ que corre por los linderos del bosque.   Sin que se sepa de dónde llega, una incitación apasionada ha venido a herir el corazón de esta marquesa.   Sospechamos que está en el oratorio de paso hacia una pasión.   Ya se oye, ya se oye el galopar de los caballeros ideales y el latir afanoso de los canes instintivos.   La dama siente un misterioso afán de huida.   No hace falta más para que la eterna escena venatoria se cumpla.   En la caza, la misión de la pieza es huir arrastrando al cazador y la jauría en su torbellino de persecución.   Así, en el frenesí de los amores, la mujer colabora primero con una apariencia de pavor y fuga.
Piensen otros lo que gusten: para mí, la culminación de la vida consiste en una pasión limpia y finamente dramática.




EN EL “BAR BASQUE”

Entre los consumidores predominan las norteamericanas.   El viejo continente se ha llenado de norteamericanas que llegan de ultramar decididas a confundirlo todo.  Nadan, beben, fuman, flirtean, juegan al golf, bailan sin cesar, en España torean y prueban su cultura hablando de espiritismo.   La cuestión es no parar.
Frente a nosotros hay dos judías y no lejos unas damas argentinas.   Exquisitas, ingrávidas, suaves, casi irreales en su perfecta indumentaria, unas y otras dan una impresión de extrema modernidad.   Y, sin embargo, por una inevitable asociación no puedo mirarlas sin ver tras sus tenues perfiles inmensas manadas de ovejas.   Acompañan virtualmente a las hebreas los corderos bíblicos, a las criollas, las infinitas merinas de la Pampa.   Estas tenuidades, estas gracias sutiles y alquitaradas no serían posibles sin enormes rebaños detrás, que no para sí mismos llevan sus vellocinos.   Mi amigo y yo conversamos un rato sobre el triunfo de los pueblos pastoriles sobre las cisternas de Canaán y los ñandúes australes.
Hay en el ambiente una jovialidad festiva que aguza la mente y la hace elástica.   No se puede desconocer que los franceses han sabido dar a una comida toda la fina exaltación de que es capaz.   Sobre todo desde que han aceptado una alianza con el Cocktail anglosajón.
Sin embargo, nuestros entusiasmos comienzan a organizarse especializándose y los de mejor calidad acaban por rendirse ante una mujer que entra acompañada de otra y precedida del más correcto entre los ancianos.   ¿Por qué esta mujer nos interesa tanto, con un interés respetuoso y delicado?   ¿Por qué quisiéramos ser sus amigos y poder recoger esta frase que ahora ha debido decir, con una sonrisa tan leve y contenida como si una rienda espiritual la retuviese?   Todas estas otras mujeres tan elegantes no nos interesaban nada.   ¿Por qué?
El tema es complicadísimo y obligaría a aventar secretos un poco crudos.   Sería forzoso decir que la mujer elegante, con frecuencia no es la más interesante.   ¿Qué le vamos a hacer?   No se puede ser todo.   Pero esto a su vez requeriría aclaración, porque de la elegancia se suelen tener ideas muy equivocadas.   La elegancia se convierte en un oficio y, a fuer de tal, en una servidumbre, la más dura y constante.   La ‘elegante’ está todo el día al servicio de su elegancia.   Tiene que asistir a los quince lugares cotidianos donde es elegante ir.   La elegante vive siempre atropellada.   Ya esto basta para que no pueda interesar.   La admirable mujer que ahora nos preocupa revela en todo su ser un tesoro compuesto de horas de soledad.   Se ve que abre en cada jornada un largo espacio para sí, que se liberta de los demás.   Hay ciertas cristalizaciones en química que sólo se producen en lugares quietísimos, exentos de toda trepidación, en el lugar más recóndito de todo el laboratorio.   Así, las mejores reacciones espirituales que enriquecen y pulen la persona necesitan calma, ocio profundo, un no hacer nada para dejar que la milagrosa germinación se produzca.   Esta mujer no volverá aquí en el resto del verano.   Se ve que no va a todas partes, que no acepta el repertorio común de posibilidades, sino que elige y se queda con algunas, muy pocas.   Y este divino gesto de elegir –dejar muchas, retener una– domina toda su persona.   Así, las elegancias, al llegar hasta ella, se detienen y se inclinan.   En su traje las modas colaboran, pero rebajadas en un tono, como si una mano puesta sobre ellas las hubiese vencido.   Y, sobre todo, la máxima diferencia: las demás mujeres que hay aquí parecen estar aquí enteras.   Ésta, en cambio, permanece ausente; lo mejor de sí misma quedó allá lejos, adscrito a su soledad, como las ninfas amadríadas, que no podían abandonar el árbol donde vivían infusas.   He aquí la razón de nuestro interés.   Interesa lo que se presume y no se ve.   Esta mujer posee un arcano hinterland...[3].


Conclusión personal:
NO todo ente femenino es una Mujer.   Una Mujer se construye con 10.000 horas de vuelo hacia los mejores ideales que es capaz de concebir, porque NO sólo se conciben hijos, sino, sobre todo, ideas.
Piensa lo siguiente: ¿Cuándo te diste cuenta de mi existencia?   ¿Qué sabías de mí antes de esta carta filosófico–psicológica?   Me mata la curiosidad y me aterra conocer tu punto de vista.   En mi adolescencia, ni se me ocurriría acercarme a alguien como tú, de puro terror.   Era un chico muy tímido y todavía me queda algo de eso.
Consejo: Fíjate en alguien tímido y con buenas notas.   ¡Somos los peores!   Tu actitud fuerte los despeinará, mostrándole el otro lado de la vida.
Voy hace meses a ese local, pero sólo de vez en cuando y con el tiempo en mi contra, por lo que NO me fijaba en nadie, salvo el antiguo dependiente que sigue jugando.   Sólo hace unas semanas, he tenido tiempo para quedarme más tiempo y hacerme conocido de los habitué que juegan LoL, mi placer culpable.
Lo juego hace tres años a instancias de mis sobrinos, que me hablaron tanto de él, que, fiel a mis principios de historiador, tenía que experimentar una las megatendencia de mis tiempos, para comprenderlos.   Y heme aquí, ¡vicioso!   ¡Ja, ja, ja!   Después de un tiempo, le dije al sobrino más fanático: Es ajedrez con nitro.
Sólo hace unas semanas el dependiente me dijo que eras mujer, ¡sigo siendo el mismo pavo de siempre!   Entonces pasaste automáticamente al centro de mi atención.   Mi curiosidad te convirtió en Destino de viaje de Descubrimiento.   Tu estilo me recordaba al de un personaje, pero NO recordaba a cuál de todos, hasta que recordé esa película y el hecho de cómo el tipo que se creía inteligente, ¡NO vio el tesoro delante de él!
Después de tus fuertes declaraciones recordé estos antiguos textos de mi maestro y me di risa a mí mismo, por el papel que me toca jugar en este melodrama: El más correcto entre los ancianos.   Yo, que pocas veces en mi vida he sido correcto, estoy obligado a ser ejemplar.   Date cuenta de algo único: Puedes presumir de  algo que muy pocas mujeres en el mundo pueden decir: inspiraste a un filósofo a poner por escrito sus pensamientos, cosa que nos da lata.
Tu estilo de ser me recuerda al de la joven protagonista de la película La Chica del Dragón Tatuado”, que imagino habrás visto y te habrás identificado con ella.   Como el personaje de ficción, también eres “dura por fuera y tierna por dentro”.    No ocultas tu verdadero ser con adornos insulsos, sino con la dureza que la vida misma te ha obligado a tener, para sobrevivir, pero sólo es un escudo superficial, detrás del cual se esconde una inteligencia lúcida y múltiple.    Además tienes una habilidad de liderazgo innata, que sólo se manifiesta jugando LoL.   Basta observar cómo mangoneas a los cabros, para darse cuenta (por eso la imagen al comienzo de este “breve artículo”) y es inevitable honrar tu participación en el equipo.   Esas son cualidades que las perras NO tienen y, desde mi punto de vista como historiador, son más valiosas.
Realmente es un tonto el tipo que NO aprecia importantes talentos que saltan a la vista y podrían llevarte lejos en la vida.   Es para enojarse, pero estoy seguro otra persona agradecerá tal imbecilidad, porque sabrá valorarte y apoyarte en lo que decidas.


[1] Se trata de una Exposición retrospectiva de retratos femeninos españoles, que la sociedad de Amigos del Arte presentó en 1918.
[2] La Edad Moderna, de que tanto nos enorgullecemos, es hija –con sus ciencias, política y sus artes– del Renacimiento. Pero el Renacimiento es, a su vez, hijo de la cultura provenzal floreciente en el siglo XIII.  Ahora bien; esta cultura provenzal nace al amparo de unas cuantas mujeres geniales que inventan la ley de cortezia, primera ruptura con el espíritu ascético y eclesiástico de la Edad Media.   Nada califica mejor la incapacidad de nuestra época para entender la historia, como el olvido en que se tiene este hecho fundamental.   Conste, pues, que no son los ingenieros ni los profesores los que han iniciado el progreso con sus laboratorios y sus cátedras, sino unas damas floridas con las fiestas de sus salones, que entonces se llamaban cortes.   La bibliografía científica reciente en que esto se prueba y, en general, el desenvolvimiento ideológico del tema, podrá verse en un ensayo que preparo: De la cortesía o las buenas maneras.
[3] Mundo interior. Traducción libre del alemán.