miércoles, 27 de diciembre de 2017

¿Se Puede Comparar?

Réquiem para Zack Znyder.


¿Se Puede Comparar Gadot con Johanson?   ¿Se Puede Comparar Momona con Capitán América?   ¿Se Puede Comparar Affleck con Downney Jr?   ¡Ni cagando!
Lástima que el mejor actor haya sido, otra vez, Jeremy Irons.   ¡Él debió ser Batman!
El resto no merece mención alguna.   Esa es la primera razón por la cual Marvel le voló la raja a la DC (deja vú, siento que hablo de política).

Segunda razón: Marvel hizo películas de matiné.   Zack Snyder hace películas para intelectuales.
Yo creía que Watchmen era su obra maestra, pero he aquí que se nos revela como el nuevo Hieronimus Bosch con su díptico apocalítico, ya que debemos sumar Batman versus Superman

Nota bene: ¡The Comedian es el padre de Batman!   ¿Qué pensará de esto Moore?   ¿Se habrá reído como yo?
Sub nota: ¿Alguien se percató del mensaje subliminal que su muerte haya sucedido bajo la marquesina que anuncia Excalibur?   La respuesta la da el Flashpoint: Loise Lane es la llave.   Lancelot Batman le volvió a quitar Winiwere a Arturo Kal–El y Camelot, el Mundo, volvió a irse a la mierda.
Nota 2: Me encantó la japonesa secretaria de Luthor.   Lástima que el maldito psicópata la mató.
Nota 3: Amy Adams es nuestra interface con los extraterrestres.   Recordemos Arrival.
Nota 4: Al General desobedecido en Matrix, por el editor del Daily Planet, ¡tampoco lo pescan acá, hasta que es demasiado tarde, igual que en Matrix!   ¡Ja, Ja, Ja!
Nota 5: La pianista muda se mudó de Nueva Zelandia a Kentucky y mejoró de vida.  ¡Es senadora!   Lástima que NO tuviese suerte con el té de durazno de la abuela.   ¡Se veía tan potente!   La tesis del diálogo como forma óptima de resolución de conflictos, muere con ella.   Nadie dijo su Réquiem: ¡Oh, senadora, mí Senadora!
Nota 6: Zuckerberg es infinitamente mejor actor que ambos héroes.   ¿Bagdad que sí?   Además aprendió que hacer y vender armas vanguardistas es mejor negocio que ser alcahuete del cotilleo mundial.   ¡Ja, Ja, Ja!
Sub nota: Su alegato teológico herético se robó la película.   Todos los demás, salvo Irons, son unos protozoos a su lado.   De hecho, he seguido su carrera desde los inicios, dado el perfil intelectual de los personajes interpretados por él.   Todo intelectual debe saber cómo es visto por la sociedad que le tocó padecer.

Volvamos a Zack Znyder, el Maestro que hace innecesario que haga películas.   Por ahí vi que un crítico decía que su “firma” era pasar de secuencias rápidas a otras en cámara lenta.   Un cinéfilo cualquiera podría enumerar al menos 10 directores que hacen lo mismo, por lo que llamarlo su “firma” es una idiotez supina. Ese es el nivel de la crítica en Chile, hasta mi aparición.

La verdadera marca de Znyder es el gusto por las vistas cenitales, en cuanto a los tiros de cámara, y siempre mostrarnos dos películas al precio de una, como estilo narrativo.   Eso sólo se logra apreciar viendo las versiones Director Cut y Ultimate de su díptico.

En Watchmen utiliza “el recurso Sherezade”: intercalar una historieta con otra, que le sirve de contrapunto y, gracias a este contraste, revelar su leit motiv: Todas tus acciones sólo hacen realidad tu miedo original.   Esto me recordó demasiado al Eneagrama.

En Batman versus… su narrativa se vuelve más obvia (WB nunca estuvo a su altura) y nos da secuencialmente las 2 historietas.   Primero, como Batman odió a Superman, hasta saber que tenían la misma madre y se hicieron amiguis; para después asistir a la muerte de su amigui a manos de DoomsDay; con lo cual el poncho de reunir a los metahumanos cayó sobre sus hombros y las pocas tetas de la Water Wuman (que le faltan tres cazuelas y unas cuantas neuronas, para tragarme que es una Maravilla).

¡Sin duda alguna prefiero Watchmen!   Es más jugada en su descarnada visión del poder, su fotografía deprimente y la banda sonora.   ¡Oh, esa sí que es banda sonora!   Canciones que marcaron medio siglo reunidas es una misma cinta, salvo la sobrevalorada Aleluya, del recientemente extinto Cohen, ¡gracias Dios! Sin duda que su mejor rescate es el mix Pruit Igoe–Prohecies, del también genial Philip Glass.   ¡Qué música más estremecedora!   Me obligó a ver la película de la cual es su banda sonora original, una Gran Obra Maestra: Koyaanisqatsi.

Batman versus… tiene una banda sonora orquestal funcional.   Interesante la ironía de “Beautiful Lie”, por un momento creí que sería buena, pero NO.   Entré en coma apenas terminó… hasta el minuto 32.   The Red Capes are Coming desfibriló mi corazón… por un minuto, 30 segundos y después volví al coma sonoro.   Si he de compararla con algo oído anteriormente, debo reconocer que me recordó a La Gran Fuga de Beethoven.   En la entrevista quisieron pasar por intelectuales y la atribuyeron a un profundo estudio de Bach.   ¡U, a!   ¡Malditos plagiadores!   Igual funciona como la atmósfera enfebrecida de Alejandro Luthor (otro link a Watchmen, específicamente a Ozymandias). A continuación, me impresionó que fuese ocupado un vals del soviético Shostakovich en esa siútica recepción.
Nota bene: The End is Near.   Esta frase aparece en el letrero de Gotham y en la pancarta de Rorschach.

Ahora que lo pienso un poco, ¡NO recuerdo la banda sonora de las Marvel!, salvo las canciones de AC/DC (la última banda de rockeros) ocupadas en las Iron Man.   ¿Por qué la sigla DC me persigue?   ¡La odio!   Me recuerda a Edison cagándose al Gran Maestro Tesla.   Es como la historia de mi padre, que se lo cagaron sus jefes, siendo un Gran Maestro de la AC.

La razón por la cual las Marvel le volaron la taquilla a las del Maestro Snyder son los libretos.   La densidad conceptual de ambas películas es filosófico–teológico–sociológico, con un claro problema con Dios.   Los discursos de Rorschach ante el psicólogo de la prisión, Luthor en la azotea de su edificio a Superman y Manhattan en Marte a su ex, se complementan y redondean mutuamente.   Presentan todas las objeciones al Problema de Dios.   Yo NO sé cómo fue que los ultramontanos NO salieron a quemar ambas películas ni se formaron bataholas tan grandes e imbéciles como ante La Última Tentación de Cristo.    Aún así, a la gente NO le gusta que se esté dudando o derechamente cuestionando sus prejuicios.   Eso de meterse con las creencias de la gente y cuestionarlas a fondo, ¡uf!, es más que peligroso.   Acá en Chile, sería imposible.   Por decir mucho menos que eso, he sido excomulgado de la sociedad.

Lo anterior provocó que el famoso boca a boca las quemara.   Yo NO pude ir a verla al cine, porque carecía de dinero.   Los comentarios de gente que conozco hablaban de un aburrimiento total.   Obvio, no son intelectuales, por lo que es imposible que disfrutaran la revelación de profundas verdades, siempre censuradas, en una película masiva.   Para la gente común, las palabras son sólo sonidos que se lleva el aire.   Es abrumador el conjunto de frases para el bronce que explicita un conocimiento profundo de la sociedad, la política y el poder.   He debido ver ambas películas media docena de veces para extractarlas.   Sólo para comenzar el debate, enlistaré algunas aparecidas en Batman versus

Sólo soy un hombre que no posee nada, salvo el amor de mi pueblo.
Una pregunta lleva a la otra.
Son mentiras hipócritas norteamericanas dichas como verdad.
Los hombres poderosos no acatan ni políticas ni principios, Srta. Lane.
Nadie es distinto.
Nadie es neutral.
Ignorancia NO es igual a inocencia, Srta. Lane.                                                                    General Amajagh.

En este planeta todo acto es un acto político.                                                                  Andrew Sullivan.

¿Cuál es el embuste más antiguo del país, senadora?
El Poder puede ser inocente.

Los libros son conocimiento y el conocimiento es poder.
Es una sensación contradictoria tener conocimiento sin poder…
¡Porque es paradójico!
Gracias por venir.
El problema de la Maldad en el Mundo.
El problema de la Virtud Absoluta.
El problema de que tú estés por encima de todo.
Que seas superior a todos.
Porque eso es Dios.
Horus. Apolo. Jehová. Kal–El… ¡Clark Joshep Kent!

Lo que entendemos por Dios depende de nuestra tribu, Clark-Joe.
Porque Dios es tribal.   Dios toma partido.
¡Ningún hombre del cielo intervino en mi niñez, para salvarme del puño y las atrocidades de papá!
Entonces entendí que, si Dios es Todopoderoso, no puede tener bondad infinita.
Y si es todo Bondad, NO puede ser Todopoderoso.
¡Y tampoco tú lo puedes ser!
Todos tienen que ver que eres un fraude, con sus propios ojos.   La sangre en tus manos.
Y ahora Dios se somete a mi voluntad.
Lex Luthoriana

¡Guau, qué frases!   El que nadie saliera conmovido de las salas de cine de todo el mundo o al verlas en sus hogares, como yo, es indicio de la insensibilidad terminal de la humanoididad.
Todas sus películas nos hablan de algo: Los héroes son heroicos, pero estúpidos.    Siempre terminan peleando entre sí, por causa de los hombres que los manipulan.   Eso me recuerda la vieja mitología indoeuropea y Los Caballeros del Zodiaco.   Siempre unos caballeros pelean con otros tan caballeros como ellos, ambos jurando de guata que la hacen de oro, aunque hagan caca.

Nota: Recuerdo un capítulo de CSI donde Grisom se relaciona con Lady Heder, durante la investigación de un asesinato.   Ella le enseña varias verdades humanas, a punta de NO cumpleaños.   La que viene a este caso es la siguiente: En una relación, siempre se sumete quien manda.   Los humanos, usando su debilidad frente a los superpoderes heroicos, los manipulan, halagándolos.   NO de otra cosa se quejaba amargamente Luke Caminante del Cielo, con la mijita rica, en la más reciente entrega de aquella mitología: La Vanidad de los Jedi fue la perdición de toda la galaxia.   Por ese pescado venial: ¿Los superhéroes deben dejar de existir?
Redpuesta: A los Jedi les sobra fuerza, pero les falta inteligencia.   Alguien como yo: Débil, pero capaz de leer el Tiempo.   Los Héroes son los grandes barrenderos de la Historia: Sacan la basura que La Humanoididad genera.   NO por nada el Gran Héroe de los noventas es…. ¡Mario Bros y su hermano Luigi, los destapa caños!   ¡Ja, Ja!

Hace unos días leí una nota de prensa donde aparecía que le quitaron la batuta al Gran Maestro Znyder, por el fiascazo de La Liga del Aburrimiento.   El Gran Argumento fue que se demoró tres semanas en tener la misma recaudación que la primera Avengers obtuvo, ¡en su primer fin de semana!   Si algo tan accidental como la taquilla define lo visto en las nuevas Altamiras y Lascaux, es explicable que el público sea lo suficientemente imbécil para NO poder apreciar el arte de este Maestro.   La taquilla NO mide la calidad de la película, sino la competencia con las otras.   NO fui a ver La Liga…, porque estaba ahorrando moneda a moneda, para ir a ver Los Últimos Jedis.   Podría haber sido un gran fiasco como la anterior, pero igual habría tenido que ir a ver, por mera curiosidad de saber si había recuperado su altura arquetípica.   De NO haber estado en cartelera, habría ido a ver La Liga… por la misma curiosidad.   Los recursos son escasos, economía dixit.
Nota bene: ¿Puede compararse saga alguna con La Madre de Todas las Sagas?   ¡Ni cagando!

Era la última oportunidad que le daba al Evangelio según el Neo Lucas y se salvó.   Al fin una historieta, desde Matrix,  que sea un aporte espiritual.   Acertó Neo Lucas en cederla a Disney.   Hace rato que se le había secado la mollera y eran necesarias nuevas degeneraciones para volver al espíritu inicial.   Fin de la digresión.

Pensándolo un poco, ahora se me viene a ocurrir por qué una maravilla como ésta termina por NO lograr la identificación emocional con los personajes: las interpretaciones y los diálogos son demasiado fríos.   Esa es la consecuencia lógica de utilizarlos como máscaras para resonar ciertos mensajes, sabios, pero que la gente común jamás pensaría por sí mismo, sin pertenecer a una escuela filosófica.   De ahí mi fascinación (por ser filósofo) al ver en pantalla un montón de ideas que, dichas por mí, me costaron la demonizacón social.    Pero como construcción de personajes, esta obra, como las otras, NO pasa la prueba de la complejidad.   De ahí que al hablar de ellas, las llame historietas.

Donde esto queda meridianamente claro es durante el diálogo más intenso y que debió ser el más importante de la película, pero, ¡qué decepcionante!   El sagaz Alfred, jamás me cansaré de repetirlo, interpretado por el mejor actor inglés (que es lo mismo a decir que es el mejor actor del mundo) de las últimas tres décadas (desde La Misión nadie lo iguala), comienza con una refinada y cultísima ironía, al más puro estilo gentleman:

Amo Wayne, desde que tenía 7 años, ha sido tan bueno en el arte del engaño como Mozart con el clavicordio; pero no tanto como para engañarme a mí.   El Portugués Blanco NO transporta una bomba sucia.   ¿Qué transporta?

Hasta ahí todo bien, es más, me arranca una sonrisa de complicidad por la referencia cultosa.   Es más, en su expresión facial, si Irons hubiese subido un poco más la ceja derecha, hubiese robado la película, porque me hizo sentir un profundo enojo, versus la inexpresividad de Affleck.   Ben siempre ha sido así, ¿por qué Znyder NO le dijo que fuese un poquitín más intenso y expresivo?   Imagino que es por la idea hollywoodense de que NO se debe exagerar, porque “se va mal en pantalla grande”.   Pero desde ahí todo se hunde en la mediocridad, hasta las 95 tesis heréticas de Alejandro, el Grande, Luthor.   Yo también puedo ser cultosamente irónico.

Piénsalo bien: La película comienza describiendo cómo la batalla entre el general Zod y Kal-El cuesta la vida a un número indeterminado de empleados de Wayne, mientras él se toma la molestia de viajar urgentemente desde Gotham (en esta película la relación con Metrópolis es una analogía de la relación Nueva York y Nueva Yérsey), arriesgando su vida para salvarlos, especialmente al viejito que ruega al antiguo dios uranio por la salvación de su alma.   Mostró más enojo, al fruncir un poco el ceño, cuando vio a Superman, mientras abrazaba a la hija de una empleada muerta; que al encarar a Alfred y espetarle la frase que me reveló una verdad humana tan profunda que hasta el día de hoy me estremece: La más mínima posibilidad de que sea nuestro enemigo, debemos considerarla como una certeza absoluta.    ¡Guau!   Una clase magistral de geopolítica explicando todas, ¡absolutamente todas las guerras!   Al mismo tiempo que mi exilio.

Esa verdad me impresionó tanto, que obnubiló mi entendimiento.   Sólo la cuarta vez que vi la película descubrí la falencia de ese diálogo, que es el corazón de la película, su Tesis.   NO sólo es la interpretación contenida de Afflec, sino su mismo contenido.    Lo que he venido alabando en el estilo de Zack se nos revela como su marca identitaria, su acierto y su terrible defecto.   ¡Chuta, me siento arquitecto hablándole a Neo!   ¡Ja, ja, Ja!   Ese diálogo, que debió ser la manifestación de la ira por pérdida de sentido de la causa y la impotencia que anima a Bruce, ante su único amigo del alma; quedó degradada como la exposición del alumno que superó al maestro en Tesis de Doctorado.   Observa cómo comienza y donde cae para NO levantarse jamás.

Alfred: ¿Iniciará una Guerra?
Ese hijo de perra trajo la guerra hace dos años.
¡Jesús, Alfred!   Cuenta los muertos.    Miles de personas.   ¿Qué es lo que sigue?   ¿Millones?
Comenzó bien, pero Ahorakí que reflexiono un poquitín más, me le vienen a la mente las siguientes palabras.

¡Jesús, Alfred!   ¡Él mató a mis empleados!    ¡Por su culpa murió Jack!    ¿Lo recuerdas?   Todos lo respetábamos, hasta tú, Alfred   ¿Alguien tan bueno y sabio, debía morir por una maldita Guerra que NO comenzamos?   ¡Él murió por salvar a otros empleados!   ¿Qué hay de la niña que rescaté y todos los huérfanos que dejó?    ¿Ha pedido disculpas, ha manifestado dolor, pena, remordimiento por meternos en medio de su Caos y Destrucción?    ¡NO, Alfred!   NO lo ha hecho y NO lo hará.   ¡Cree que está por encima de la Humanidad!   NO sólo en poder, sino valía.   Para él NO somos más seres inferiores, débiles y estúpidos; prescindibles, meros daños colaterales de su Gran Guerra Cósmica.   A lo más nos ve como animales por los que siente conmiseración; a los cuales es fácil engañar con pequeñas demostraciones de sus poderes.   Eso lo hace sentir Grande y Orgulloso.   NO es distinto a cualquier Dictador que hace una buena obra y cree que eso justifica su Dominio sobre la población.   Mientras él esté entre nosotros, sus enemigos seguirán viniendo y nosotros seguiremos muriendo, Alfred.

¡Guau!   La Musa ha sido generosa y me ha regalado, junto con sus efluvios, este tremendo alegato.   Con algo por el estilo, esta habría sido otra Story.   ¿Bagdad que sí?   NO era mi pretensión, pero lo que nació como mera crítica cultural de cine, Ahorakí ha tomado otro carácter: Candidatura a libretero de cuarta.   ¡Ja, Ja, Ja!

Es gracioso que, desde que la vi por primera vez, supe que la destrucción del edificio corporativo Wayne, cuya causa también viene desde el Cielo, era la analogía perfecta para exorcizar simbólicamente la caída de la Torres Gemelas.   Lo más gracioso es que mi alegato resulta totalmente funcional a esa perspectiva yanqui (¿Hasta qué punto mi perspectiva se ha vuelto la suya, dado mi alto consumo de su cine?   ¿Me estaré volviendo un Facho Pobre?).   La clave de ello es la frase: “…una maldita Guerra que NO comenzamos”.   Los yanquis siempre juran de guata que las guerras les llegan por ser tontos y NO haberlas prevenido, cuando las provocan.   Recordemos lo que nos dice Nixon en Watchmen:

Los Estado Unidos no empiezan peleas.   Dejamos en claro que nosotros mantenemos nuestra fuerza, con el fin de conservar la paz.   Cualquier adversario debe preguntarse: ¿Las consecuencias de atacar a EE.UU. exceden los beneficios potenciales?

Todo lo anterior demuestra que Batman versus… tiene un grado de licencias creativas nunca antes visto, salvo, otra vez, por Watchmen.   Alguna que otra película inmortal ha tenido su momento antopológico (pienso en la trilogía El Padrino, especialmente la 2 y la 3, The Ides of March y Our Brand is Crisis por mencionar las tres que se me vienen a la cabeza), al decir una o dos frases reveladoras sobre el tema, pero la densidad que tiene este díptico, NO la tiene nadie más.   Dicho sea en su honor y en su derrota: tanta Sabiduría es insoportable para la mediocridad ambiental.   Tanta seriedad la hace fría al common people y la concentración del equipo creativo en la exposición de axiomas universales vuelve impersonales diálogos que deberían rebosar emociones muy intensas.   Lo paradójico es que los parlamentos más personales e incisivos, son los dichos por el malo de la película: Alejandro Magno Luthor.

Pero, ¿quién me creerá?   Estoy loco.   Ni siquiera pueden juzgarme.
Pero ya sonaron las campanas… y ya las oyeron… en la oscuridad, entre las estrellas.   Ding, dong, el dios ha muerto.
¡Ya sonó, NO hay vuelta atrás!   Él tiene hambre.   Nos encontró.   Y, ¡viene!

OjAlá que Flashpoint sea la tercera parte de este retablo, como el de Il Bosco, que ocupó Di Caprio en su documental.   Mientras tanto, esperaré a ver La Liga del aburrimiento, a ver si trae algún sabroso entremés.

Nota bene: Hablando de destituciones, ¿por qué el apellido de Zack me recuerda al de mi general Schneider?


Que La Inteligencia Nos Ilumine.